Las transnacionales mineras han utilizado la anuencia del gobierno para despojar a las comunidades de sus tierras, han contaminado su agua, ensuciado su aire y por si fuera poco han calificado de subversivos a sus habitantes. En este contexto, García propone entregar un porcentaje del canon directamente a los pobladores, según él porque los gobiernos regionales han sido incapaces de invertir en sus respectivas zonas. Esta medida populista afecta el presupuesto de la región en términos de las inversiones colectivas fomentando el individualismo y no el interés común.
El que debería intervenir como regulador es el Ejecutivo; pero éste se colude con las empresas transnacionales y les hace la vida más fácil. No les cobra regalías, ni impuestos a las sobreganancias que permitan, por ejemplo, que otros departamentos sin actividad minera se beneficien de los recursos mineros que son en buena cuenta de todos los peruanos. Incluso, el canon que las mineras se jactan de pagar no procede de sus arcas. El llamado canon lo paga el Estado del 50% del impuesto a la renta que, eso sí, pagan las mineras.
Otra medida calculada fue la reducción de aranceles a las importaciones que afecta claramente la producción nacional. Esta disposición es una muestra palpable de lo que sucederá con el TLC que este gobierno ha promovido y que la mayoría de empresarios apoyó.
Productores nacionales y pobladores de las zonas mineras han rechazado la permisividad de García ante los grandes grupos económicos. Para calmar las aguas el señor García no ofrece fortalecer la industria nacional para hacerla más competitiva y genere más empleo, no exige a las transnacionales transferencias tecnológicas e investigación en medio ambiente, sino la entrega directa de dinero y la baja de aranceles.
Con estas medidas se aclara que este gobierno ha preferido un crecimiento económico basado en el abuso de las transnacionales y en la liquidación de nuestra producción local. Ese es su proyecto de país, nos equivocamos quienes decíamos que el gobierno no tenía ningún proyecto, aunque éste no sea ni el más justo, ni el más digno ni el más equitativo.
El que debería intervenir como regulador es el Ejecutivo; pero éste se colude con las empresas transnacionales y les hace la vida más fácil. No les cobra regalías, ni impuestos a las sobreganancias que permitan, por ejemplo, que otros departamentos sin actividad minera se beneficien de los recursos mineros que son en buena cuenta de todos los peruanos. Incluso, el canon que las mineras se jactan de pagar no procede de sus arcas. El llamado canon lo paga el Estado del 50% del impuesto a la renta que, eso sí, pagan las mineras.
Otra medida calculada fue la reducción de aranceles a las importaciones que afecta claramente la producción nacional. Esta disposición es una muestra palpable de lo que sucederá con el TLC que este gobierno ha promovido y que la mayoría de empresarios apoyó.
Productores nacionales y pobladores de las zonas mineras han rechazado la permisividad de García ante los grandes grupos económicos. Para calmar las aguas el señor García no ofrece fortalecer la industria nacional para hacerla más competitiva y genere más empleo, no exige a las transnacionales transferencias tecnológicas e investigación en medio ambiente, sino la entrega directa de dinero y la baja de aranceles.
Con estas medidas se aclara que este gobierno ha preferido un crecimiento económico basado en el abuso de las transnacionales y en la liquidación de nuestra producción local. Ese es su proyecto de país, nos equivocamos quienes decíamos que el gobierno no tenía ningún proyecto, aunque éste no sea ni el más justo, ni el más digno ni el más equitativo.
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