Casi al final de la legislatura como emulando el acontecimiento de hace un año, el Congreso aprobó sin debate las adendas al TLC con Estados Unidos. Luego de una campaña publicitaria millonaria y engañosa iniciada en el gobierno de Toledo, lo único que le quedaba a la población retumbando era que con el TLC se abre un mercado enorme y por ende más trabajo, aunque este acuerdo sólo sea admitido por 8 estados y el DF estadounidense.
Las voces discordantes, aquellas que analizando el TLC encontraban reparos en un texto que amenazaba nuestra producción local, el agro nacional, el manejo de nuestra biodiversidad y recurso forestal, etc, eran poco difundidas ante la ciudadanía. Con este precedente se aprobó el 27 de junio del año pasado el TLC, apresuradamente y sin debate porque, según los del gobierno, Estados Unidos estaba esperando la celeridad del Parlamento peruano para suscribirlo también. Mentira, lo que hizo EEUU fue revisar y modificar lo ya firmado por nosotros sobre una agenda que surgió del acuerdo entre demócratas y republicanos. Aquí, lejos de abrirse un debate como en la contraparte, la ministra Aráoz se habría allanado a la agenda norteamericana sin presentar iniciativas de enmiendas al TLC que entre otras hubiera incluido temas como la desleal competencia de productos subsidiados, el régimen de propiedad intelectual y patentes, la protección de nuestra biodiversidad y cultura tradicional, etc. Mientras en EEUU se debatirá y se aprobará un texto modificado del acuerdo, aquí en el Perú, se aprueban sólo las modificaciones sin siquiera dictamen de comisiones, una vergüenza y trasgresión a la soberanía y dignidad del Parlamento peruano.
La actitud del gobierno ha sido sentarse a esperar mirando cómo se modifica el acuerdo haciendo eco del interés norteamericano. De esta falta de ética y consecuencia el pueblo está tomando nota. Un presidente que en campaña se comprometió a quitar la firma de Toledo del TLC y revisar línea por línea el tratado y hace lo contrario, no está legitimado por la ciudadanía que lo votó y que reclamará con justicia las "enmiendas" a esta forma de hacer política.
Las voces discordantes, aquellas que analizando el TLC encontraban reparos en un texto que amenazaba nuestra producción local, el agro nacional, el manejo de nuestra biodiversidad y recurso forestal, etc, eran poco difundidas ante la ciudadanía. Con este precedente se aprobó el 27 de junio del año pasado el TLC, apresuradamente y sin debate porque, según los del gobierno, Estados Unidos estaba esperando la celeridad del Parlamento peruano para suscribirlo también. Mentira, lo que hizo EEUU fue revisar y modificar lo ya firmado por nosotros sobre una agenda que surgió del acuerdo entre demócratas y republicanos. Aquí, lejos de abrirse un debate como en la contraparte, la ministra Aráoz se habría allanado a la agenda norteamericana sin presentar iniciativas de enmiendas al TLC que entre otras hubiera incluido temas como la desleal competencia de productos subsidiados, el régimen de propiedad intelectual y patentes, la protección de nuestra biodiversidad y cultura tradicional, etc. Mientras en EEUU se debatirá y se aprobará un texto modificado del acuerdo, aquí en el Perú, se aprueban sólo las modificaciones sin siquiera dictamen de comisiones, una vergüenza y trasgresión a la soberanía y dignidad del Parlamento peruano.
La actitud del gobierno ha sido sentarse a esperar mirando cómo se modifica el acuerdo haciendo eco del interés norteamericano. De esta falta de ética y consecuencia el pueblo está tomando nota. Un presidente que en campaña se comprometió a quitar la firma de Toledo del TLC y revisar línea por línea el tratado y hace lo contrario, no está legitimado por la ciudadanía que lo votó y que reclamará con justicia las "enmiendas" a esta forma de hacer política.
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