
El cambio responsable que tanto propagaba el gobierno cobra una importancia gravitante en lo que se refiere al gabinete ministerial tantas veces mentado en casos de corrupción y de incompetencia. La celeridad con que se procesó la renuncia de Mazzetti hizo parecer que el gobierno no aguantaría escándalos dentro de sus fueros. Pese a ello, las acciones del reemplazante ministro Alva Castro no han merecido posición alguna del gobierno que no sean de apoyo y confianza, aunque pesan sobre él cuestionamientos más graves como la licitación de patrulleros y el abuso de autoridad contra dirigentes sindicales, entre otros.
Pero este no es el único ministro cuestionado. Garrido Lecca, por su parte, sucumbió a la presión mediática comprando medios periodísticos para publicitar sus obras, y ni qué decir de la ministra Zavala, a quien ya le toca la interpelación no sólo por haberse promocionado como asesora legal de una empresa española en este último colapso telefónico, sino también por el escándalo de las muertes y la inseguridad en las carreteras, o por no sancionar a las empresas de transporte que duplicaron sus pasajes en la emergencia pasada. Mención aparte merece la nula presión política que la titular de Justicia ha puesto para conseguir la extradición de Fujimori y la política de relaciones exteriores que ha conseguido apartar al Perú del mapa regional. Todos estos aspectos terminan por describir a un gabinete que consideramos desgastado y que no responde a las expectativas de procesos transparentes que el ciudadano tiene.
Y este problema no radica especialmente en los nombres de los ministros sino en la carencia de un verdadero proyecto nacional que los guíe. Desde que asumió la responsabilidad de dirigir el Estado, el Ejecutivo no sólo ha estado siguiendo un rumbo equivocado y a espaldas del pueblo, sino que se ha visto envuelto en un halo de incompetencia a la que le ha seguido la corrupción y el dolo. Con todo ello, el "cambio responsable" del gabinete es imprescindible como parte de una nueva visión de Estado más sensible para atender a la población y promover el desarrollo del país con cuentas claras y promesas cumplidas.
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