La Amazonía donde yacen la mayoría de nuestros recursos naturales como gas, petróleo, agua y variedad forestal se encuentra movilizada y enfrentada al poder central. La intención del gobierno de eliminar las exoneraciones tributarias a estas zonas ha causado conmoción y movilizaciones como la de Loreto que anuncia posteriores medidas de fuerza en otras 5 regiones.
Esta decisión no se basa en un análisis del sistema tributario real sino en la más bárbara arbitrariedad. No se entiende cómo se levantan las exoneraciones a una región con indicadores económicos y sociales en evidente atraso y con un porcentaje alto de pobreza y no se eliminan las exoneraciones a las grandes transnacionales de la minería, el petróleo y la banca que continúan con sus beneficios y muchas con contratos de estabilidad tributaria. Se afecta a la Amazonía, sin considerar que las exoneraciones de este lado del país están muy por debajo de las establecidas para las empresas transnacionales antes mencionadas a quienes el gobierno no quiere tocar.
En vez de abanderar las demandas de la mayoría del pueblo expresadas durante la campaña electoral como la exigencia de una reforma tributaria integral donde paguen más los que más ganen, la revisión de los contratos de estabilidad tributaria que sean lesivos para el país y la revisión del TLC, entre otras, nuestro gobernante se ha enfocado en mentir para seducir a las masas. Mientras tanto, va profundizando el modelo de su socio Fujimori suscribiendo, por ejemplo, la carta de intención con el FMI donde el Perú se compromete a "ampliar la base tributaria mediante la reducción de las exoneraciones", aunque esto se haga afectando no a los ricos sino a los más pobres.
Pero ni las exoneraciones tributarias ni la eliminación de éstas marcan el camino del desarrollo de la Amazonía, que pide a gritos una política con visión de desarrollo con un marco jurídico estable y con una perspectiva integradora que permita resolver los problemas y demandas de la ciudadanía. Si el presidente García se jacta de ser estadista, debería mirar a la Amazonía como parte del Perú y proteger esta zona de vastas riquezas codiciadas por el mundo.
Esta decisión no se basa en un análisis del sistema tributario real sino en la más bárbara arbitrariedad. No se entiende cómo se levantan las exoneraciones a una región con indicadores económicos y sociales en evidente atraso y con un porcentaje alto de pobreza y no se eliminan las exoneraciones a las grandes transnacionales de la minería, el petróleo y la banca que continúan con sus beneficios y muchas con contratos de estabilidad tributaria. Se afecta a la Amazonía, sin considerar que las exoneraciones de este lado del país están muy por debajo de las establecidas para las empresas transnacionales antes mencionadas a quienes el gobierno no quiere tocar.
En vez de abanderar las demandas de la mayoría del pueblo expresadas durante la campaña electoral como la exigencia de una reforma tributaria integral donde paguen más los que más ganen, la revisión de los contratos de estabilidad tributaria que sean lesivos para el país y la revisión del TLC, entre otras, nuestro gobernante se ha enfocado en mentir para seducir a las masas. Mientras tanto, va profundizando el modelo de su socio Fujimori suscribiendo, por ejemplo, la carta de intención con el FMI donde el Perú se compromete a "ampliar la base tributaria mediante la reducción de las exoneraciones", aunque esto se haga afectando no a los ricos sino a los más pobres.
Pero ni las exoneraciones tributarias ni la eliminación de éstas marcan el camino del desarrollo de la Amazonía, que pide a gritos una política con visión de desarrollo con un marco jurídico estable y con una perspectiva integradora que permita resolver los problemas y demandas de la ciudadanía. Si el presidente García se jacta de ser estadista, debería mirar a la Amazonía como parte del Perú y proteger esta zona de vastas riquezas codiciadas por el mundo.
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