Parece absurdo tener que recordar al dúo García (presidente y ministro) que los límites no se pueden borrar y que tenemos vecinos con los cuales hay que solucionar ciertos temas. La "prometedora" relación con EEUU ha distorsionado sus percepciones hasta el punto de creer que se puede establecer una relación entre Lima y Washington pasando por alto La Paz, Quito y Santiago.
Esto no es nuevo, ya en la campaña presidencial se vislumbraba una confrontación con las ideologías que presiden mayoritariamente la región, que ahora está autoexcluyendo al Perú de los pívotes de América del Sur. El patriotismo de García, según el cual se revaloran las relaciones económicas sin analizar la geopolítica de Estado ha descolocado al Perú del contexto regional y aislado en el momento actual de crisis con Chile.
Recuérdese como muestra de nuestra política exterior que mientras los cancilleres chileno y ecuatoriana, celebraban en Santiago un acuerdo estratégico en defensa de la posición chilena, aquí en Lima nuestro presidente almorzaba en Palacio con la flor y nata de los empresarios mapuches.
El gobierno transmite la idea de que Chile es un estrecho aliado económico con el que todo va bien, mientras la frontera sur peruana pasa a ser chilena y Ecuador se convierte en un instrumento de Santiago, como ya habían advertido los nacionalistas, con antelación. La historia ha demostrado que una alianza hacia el futuro con Chile sólo se podrá forjar cuando se sinceren los límites y no antes. Es necesario llamar a la unidad de todos los peruanos sobre este tema, para emplazar al canciller a que dé explicaciones sobre su gestión y para que muestre la cartografía marítima. Paralelamente, exigir dejar en suspenso el TLC inconstitucional con Chile, revisar sus inversiones en actividades estratégicas como las portuarias y dar pasos en la recuperación de nuestra Marina Mercante. El gobierno debe comprender que su inoperancia ha servido sólo para convertir al Perú en una pelota golpeada por dos raquetas. Un Frontón real, menos sangriento que el que protagonizó García hace años, pero real.
Esto no es nuevo, ya en la campaña presidencial se vislumbraba una confrontación con las ideologías que presiden mayoritariamente la región, que ahora está autoexcluyendo al Perú de los pívotes de América del Sur. El patriotismo de García, según el cual se revaloran las relaciones económicas sin analizar la geopolítica de Estado ha descolocado al Perú del contexto regional y aislado en el momento actual de crisis con Chile.
Recuérdese como muestra de nuestra política exterior que mientras los cancilleres chileno y ecuatoriana, celebraban en Santiago un acuerdo estratégico en defensa de la posición chilena, aquí en Lima nuestro presidente almorzaba en Palacio con la flor y nata de los empresarios mapuches.
El gobierno transmite la idea de que Chile es un estrecho aliado económico con el que todo va bien, mientras la frontera sur peruana pasa a ser chilena y Ecuador se convierte en un instrumento de Santiago, como ya habían advertido los nacionalistas, con antelación. La historia ha demostrado que una alianza hacia el futuro con Chile sólo se podrá forjar cuando se sinceren los límites y no antes. Es necesario llamar a la unidad de todos los peruanos sobre este tema, para emplazar al canciller a que dé explicaciones sobre su gestión y para que muestre la cartografía marítima. Paralelamente, exigir dejar en suspenso el TLC inconstitucional con Chile, revisar sus inversiones en actividades estratégicas como las portuarias y dar pasos en la recuperación de nuestra Marina Mercante. El gobierno debe comprender que su inoperancia ha servido sólo para convertir al Perú en una pelota golpeada por dos raquetas. Un Frontón real, menos sangriento que el que protagonizó García hace años, pero real.
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