Sospecho que a usted también le pasó lo mismo la noche del martes. Esperaba, como muchos, escuchar el prometido balance de los 180 días, intrigada por lo que iba a sacar bajo la manga el presidente para sorprendernos de su buena gestión pues, a decir verdad, lo único que se escucha en la calle es sobre la pena de muerte, insultos a la CIDH, promesas incumplidas, etc. Y me sorprendió efectivamente: "Primer objetivo: crecimiento". ¿¿Qué ??
Seis meses perdidos para que el Sr. García nos venga nuevamente con el cuento del crecimiento? Es que acaso el haber paseado por el interior del país en la campaña electoral y haber conocido la miseria de nuestro pueblo no pudo, siquiera, ilustrar al presidente para que comprenda que el crecimiento que él pretende es subdesarrollo de los más humildes?
Entendámoslo bien, la palabra en cuestión suena bonito pero a usted, campesino, joven, ama de casa, pequeño empresario, no le toca. Con el crecimiento no se mejora la calidad de vida ni aumenta el bienestar social. Crecen, a secas, las grandes compañías que explotan nuestros recursos, crecen los que ganando mucho evaden los impuestos, crecen los que tienen contratos de estabilidad. A los otros sólo nos queda resignarnos con los programas sociales.
El crecimiento económico se refiere al aumento del PBI. No es una palabra mágica que al pronunciarla actúa y llega a todos los rincones del país. El crecimiento, por sí, no distribuye ni sus letras. Para que la elevación del PBI repercuta en el ciudadano de a pie se necesita incluir otro tipo de índices como el de desarrollo humano que, en sencillo, comprende la relación entre el crecimiento económico y la calidad de vida.
La tendencia en materia económica y social de un gobierno responsable debe ser la disminución de las desigualdades entre conciudadanos. Tener un crecimiento de 7% pero con 7 millones de peruanos excluidos y pobres no sirve de mucho, menos cuando la economía crece por inercia regional. Sabemos que nuestro presidente es un mago de la palabra, pero esta dejó de funcionar mucho antes de su primer gobierno. El cuento del crecimiento económico, sin desarrollo, no ha terminado nunca en un final feliz.
Seis meses perdidos para que el Sr. García nos venga nuevamente con el cuento del crecimiento? Es que acaso el haber paseado por el interior del país en la campaña electoral y haber conocido la miseria de nuestro pueblo no pudo, siquiera, ilustrar al presidente para que comprenda que el crecimiento que él pretende es subdesarrollo de los más humildes?
Entendámoslo bien, la palabra en cuestión suena bonito pero a usted, campesino, joven, ama de casa, pequeño empresario, no le toca. Con el crecimiento no se mejora la calidad de vida ni aumenta el bienestar social. Crecen, a secas, las grandes compañías que explotan nuestros recursos, crecen los que ganando mucho evaden los impuestos, crecen los que tienen contratos de estabilidad. A los otros sólo nos queda resignarnos con los programas sociales.
El crecimiento económico se refiere al aumento del PBI. No es una palabra mágica que al pronunciarla actúa y llega a todos los rincones del país. El crecimiento, por sí, no distribuye ni sus letras. Para que la elevación del PBI repercuta en el ciudadano de a pie se necesita incluir otro tipo de índices como el de desarrollo humano que, en sencillo, comprende la relación entre el crecimiento económico y la calidad de vida.
La tendencia en materia económica y social de un gobierno responsable debe ser la disminución de las desigualdades entre conciudadanos. Tener un crecimiento de 7% pero con 7 millones de peruanos excluidos y pobres no sirve de mucho, menos cuando la economía crece por inercia regional. Sabemos que nuestro presidente es un mago de la palabra, pero esta dejó de funcionar mucho antes de su primer gobierno. El cuento del crecimiento económico, sin desarrollo, no ha terminado nunca en un final feliz.
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