Una tiene la impresión de que el tema prioritario de la semana pasada tuvo que ver con el transporte. Se habló del avión presidencial, del francés, de patrulleros sobrevaluados, de las ambulancias falladas y de camionetas prestadas. Del diferendo con Chile, nada. Total, lo que se arriesga, según el gobierno, es del tamaño de una chacra.
Las portadas de algunos diarios parecían ser elaboradas por una sola mente, dejando en claro que las coincidencias entre la posición del oficialismo y cierta prensa complaciente ya no constituyen sorpresa alguna y más bien refleja su cada vez menos sutil convivencia.
Mientras tanto, el socio "naranja" del gobierno fujialanista utilizaba la escopeta de dos cañones magistralmente aprendida de su compinche, abrazando al jefe y atacando a sus acólitos por la "traición" frente a Chile en el periódico mimado del dictador. Con ello se pretendía desviar la atención de la cabeza (Alan) a los pies (Novak y compañía).
García ha acusado un golpe terrible. La denuncia sobre la inacción cómplice frente al problema limítrofe con Chile dolió en el alma. Si acaso tal denuncia hubiese sido hacia alguno de sus ministros, imagino que García ya le hubiera quitado la confianza, como viene haciendo con la mayoría del gabinete. El ataque al opositor se ha perfeccionado, pero la táctica sigue siendo la misma: destrozar al mensajero para combatir el mensaje. Como muestra de este aprendizaje, García envió a su mejor estirpe de antropófagos para desacreditar con calumnias al que pone la tilde sobre las íes en los problemas del país. Pero el miedo se siente en el vaho de Palacio y el humillante sentimiento del deber nacional de sus ocupantes queda al descubierto.
De nada sirven las acusaciones sin pruebas de deshonrosos personajes que, amparados en la inmunidad, pretenden ganar favores en el gobierno. El tema es prioritario y el pueblo lo sabe, los pescadores que no pueden explotar nuestros recursos lo reconocen y las sociedades patrióticas lo demandan. Recurrir a La Haya es la vía para, por fin, detentar soberanía en nuestro propio territorio. No deje el camino por coger la vereda, Sr. García.
Las portadas de algunos diarios parecían ser elaboradas por una sola mente, dejando en claro que las coincidencias entre la posición del oficialismo y cierta prensa complaciente ya no constituyen sorpresa alguna y más bien refleja su cada vez menos sutil convivencia.
Mientras tanto, el socio "naranja" del gobierno fujialanista utilizaba la escopeta de dos cañones magistralmente aprendida de su compinche, abrazando al jefe y atacando a sus acólitos por la "traición" frente a Chile en el periódico mimado del dictador. Con ello se pretendía desviar la atención de la cabeza (Alan) a los pies (Novak y compañía).
García ha acusado un golpe terrible. La denuncia sobre la inacción cómplice frente al problema limítrofe con Chile dolió en el alma. Si acaso tal denuncia hubiese sido hacia alguno de sus ministros, imagino que García ya le hubiera quitado la confianza, como viene haciendo con la mayoría del gabinete. El ataque al opositor se ha perfeccionado, pero la táctica sigue siendo la misma: destrozar al mensajero para combatir el mensaje. Como muestra de este aprendizaje, García envió a su mejor estirpe de antropófagos para desacreditar con calumnias al que pone la tilde sobre las íes en los problemas del país. Pero el miedo se siente en el vaho de Palacio y el humillante sentimiento del deber nacional de sus ocupantes queda al descubierto.
De nada sirven las acusaciones sin pruebas de deshonrosos personajes que, amparados en la inmunidad, pretenden ganar favores en el gobierno. El tema es prioritario y el pueblo lo sabe, los pescadores que no pueden explotar nuestros recursos lo reconocen y las sociedades patrióticas lo demandan. Recurrir a La Haya es la vía para, por fin, detentar soberanía en nuestro propio territorio. No deje el camino por coger la vereda, Sr. García.
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