Ir al contenido principal

Asamblea Constituyente, un paso necesario (22/01/07)

En la toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua y de Rafael Correa en Quito, acompañé a Ollanta y comprobé que estas victorias se suman a la corriente de gobiernos progresistas en Latinoamérica, cuyos proyectos políticos reclaman la aspiración de los pueblos por una sociedad más justa y el anhelo de una Latinoamérica unida.

La partidocracia tradicional no se da cuenta de cuál ha sido el fundamento del cambio en Bolivia, Brasil, Venezuela y ahora en Nicaragua y en Ecuador, donde estos proyectos han ganado por KO. Las políticas neoliberales que fueron implantadas en las constituciones latinoamericanas y que dieron y protegieron el poder económico a una minoría autoritaria y excluyente, fueron cuestionadas por estos gobiernos que en la mayoría de casos, dieron paso a una Constituyente para promover una nueva y participativa constitución, a pesar de las resistencias de los sectores más conservadores.

La Constituyente sirve para dar poder al pueblo y construir una legitimidad real para los poderes públicos. Lo importante de la Constituyente, en el Perú, no reside en cerrar o no este Congreso, lo relevante es poder definir colectivamente las orientaciones estratégicas y establecer reglas de juego que hagan prevalecer los anhelos de la mayoría. Necesitamos redefinir quién dirige el país, si es la voluntad de la mayoría de ciudadanos o es el interés de una oligarquía con poderes despóticos.

Requerimos de una Constituyente que propicie una nueva Constitución donde se permita rescatar, para el pueblo, nuestros recursos naturales y admita la participación activa del Estado en la economía y desarrollo del país, es decir, que consienta erradicar aquel capítulo económico infame y obligue a replantear las relaciones del Estado con la economía y el capital transnacional. Nadie ha dicho que será fácil; de hecho, no lo es. Los bolivianos son testigos, y los ecuatorianos lo serán pronto. La Constituyente no es el objetivo: es el medio. Sin Constituyente no puede haber garantías de que se produzca una verdadera emancipación del pueblo peruano.

Tenerle miedo a una Constituyente democrática es tenerle miedo a la democracia. Alan García lleva razón cuando afirma que promover una Constituyente es instaurar el desorden en el país. "Desordenar" quizás es lo que necesitamos en el Perú: desordenar la corrupción, los abusos de autoridad. Desordenar los desequilibrios sociales y económicos existentes, desordenar la miseria, el racismo. Desordenar las limosnas de las mineras que no pagan impuestos. Quizás, en efecto, una Constituyente sirviera para "desordenar" la relación de quién manda y quién obedece, que estableció la Constitución fujimontesinista. En un Estado democrático, el que manda es el pueblo. Son formas radicalmente diferentes de entender qué es lo que le conviene al Perú, y los vientos en Latinoamérica, no soplan a favor del Sr. García.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El ME 41-7: la autoría intelectual (7/01/08)

En el año de 1989, en plena guerra contra Sendero, el gobierno de Alan García publicó un manual de operaciones contrasubversivas: el ME 41-7; con este, su gobierno normó cómo las Fuerzas Armadas debían combatir a Sendero luminoso y al MRTA. En dicho manual, entre otras cosas, se disponía no solo la eliminación de los elementos armados, sino también de los miembros de la Organización Política Administrativa de SL (OPA), es decir, matar a todos los integrantes de los Comités Populares, los cuales solo cumplían funciones administrativas, como, por ejemplo, el "mando de deportes" o el "mando logístico". Mientras que por el lado de los perdedores (SL y el MRTA), sus respectivas cúpulas vienen asumiendo su responsabilidad política y sus implicancias judiciales, por las más de 35,000 víctimas que corresponderían a su autoría de acuerdo con el informe de la CVR, esto no sucede por parte del Estado vencedor. En este caso, hasta ahora ninguno de los diferentes gobiernos de tu...

Delegando poder al virrey (17/12/07)

"Es urgente aprobar el TLC con Estados Unidos porque el ATPDEA terminará en el 2006 y, tras ello, miles de peruanos perderán su empleo".  Este fue el criterio con el que el gobierno de García insistió para apurar la firma del TLC con EEUU. Era tanta la prisa por que se ratificara el tratado que el gobierno no dudó en enviar varias veces a sus ministros, negociadores y representantes diplomáticos a decirle al presidente Bush lo bien que trataríamos a sus empresas y lo pronto que se solucionarían los procesos judiciales que algunas de ellas mantienen en nuestro país. Hoy, al escuchar al Ejecutivo exigir la delegación de facultades para iniciar la construcción del marco legal para el TLC, nos damos cuenta de que este proyecto no se apura por órdenes de García sino por la urgencia del gobierno norteamericano que necesita tener un armatoste legal para acomodar sus inversiones y defenderlas. Cuando Alan García dice a voz en cuello que su gabinete deberá ser censurado si n...

Sin política antinarcóticos (26/11/07)

Cuando los ministros del Interior (Alva Castro), Defensa (Wagner) y de la PCM (Del Castillo) aún no se ponen de acuerdo sobre quiénes fueron los responsables de la muerte de cuatro policías en Huancavelica, ya varias fuerzas políticas y analistas dedicados a la materia han coincidido en la urgencia de encontrar un verdadero plan de lucha contra el narcotráfico para contrarrestar los ataques, que en menos de dos semanas se llevaron la vida de cinco efectivos del orden. La visión nacionalista para iniciar un Proyecto Efectivo y Soberano que lleve a disminuir la producción de sustancias ilegales y controle al lumpen que convive con la población –donde el Estado sólo es un testigo–, pasa por aplicar el mismo principio que las Fuerzas Armadas y las rondas campesinas utilizaron para derrotar a Sendero: Separar al pueblo, a los campesinos y a los agricultores de estos grupos de poder, procurando el desarrollo de sus zonas y brindándoles seguridad. El Estado tiene una deuda con ellos, sólo fal...